por Carlos Estrada *
El 8 de abril tomé conocimiento de la violenta captura de un monito en la ciudad de La Plata , provincia de Buenos Aires, MEDIANTE CHORROS DE AGUA (?) de parte de los bomberos; es más, durante varios días muchos crueles imbéciles incentivados por personas mayores trataron de hacer caer al primate lanzando piedras con hondas.
Este pequeño animal no molestaba a nadie, sólo saltaba alegre en la copa de los árboles; por supuesto los monos no sobreviven demasiado tiempo en libertad en una ciudad y pueden ser portadores de graves enfermedades. Se alimentan de frutas, cazan pajaritos, etc.
Un canal de televisión de aire de Capital Federal había informado días atrás la aparición del monito y el revuelo de los vecinos por querer atraparlo. A colación: los argentinos (hay excepciones) siguen retrocediendo a la Edad de Piedra en lo que a actos irracionales y barbarie se refiere (entiéndase: incontrolable violencia, peleas sangrientas de patotas, aumento de crímenes de personas, anarquía “tolerada” Y SALVAJISMO CON LOS ANIMALES).
El conocido medio periodístico difundió la noticia sin asesoramiento científico. Por ejemplo, la semana pasada mientras hablaban de un mono tití suelto mostraron a un Cai (Cebus apella) y cuando dijeron que en otro momento se había encontrado a un Caí, exhibieron la imagen de un mono Carayá (Alouatta carayá). La televisión debería ser cuidadosa al informar al público para dejar enseñanza correcta y no ventilar mensajes equivocados.
Correspondería a un tití pincel negro (Callitharix penicillata), originario de América del Sur, el ejemplar atrapado por la policía y bomberos bonaerenses, posiblemente contrabandeado desde Brasil. Cabe mencionar que matan a la madre y entorno familiar para obtener una cría, cazas impulsadas por personajes inescrupulosos e “intocables” que se mueven con impunidad en el mercado negro (clandestino) y programan periódicamente capturas de varios monitos a sabiendas que para conseguir diez pequeños deben matar a varias decenas de adultos y de los diez que trasladan hacinados en tubos estrechos (escondidos en baúles de automóviles, depósitos de equipajes de ómnibus o entre maderas en camiones), pocos llegan vivos, porque al estar con cuerpos estirados, apretados y sin poder moverse en los pequeños envases, sufren estrés y falta de oxígeno, entonces muchos no resisten y mueren.
Estos delitos raras veces son descubiertos. De manera incesante hay traslados interprovinciales de fauna autóctona o contrabandos desde países limítrofes -conste que son especies protegidas internacionalmente porque están en peligro de extinción-, lo que indica la existencia de cadenas de complicidades que involucran a algunas autoridades de aplicación y fuerzas de seguridad nacionales y provinciales (no generalizo) con cazadores furtivos, transportistas cómplices y reducidores que reparten sobornos comprando vista gorda oficial.
A veces se anuncia en comercios céntricos la venta de monitos tití que proceden de “criaderos autorizados”, pero la documentación puede ser fraudulenta, más allá que la extiendan autoridades de direcciones de Ecología y Fauna. He descubierto casos donde con la misma documentación amparaban a ejemplares de igual especie en distintos viajes de la semana, una parte destinados a venta interna y otros enviados al exterior con aparente “luz verde” aduanera. Resulta innegable que la fauna de América del Sur alcanza en Europa valores muy altos en dólares o euros.
Debo elogiar el breve mensaje por televisión del señor Daniel Arregui posible director del Zoológico de La Plata , quien aconsejó no tener en domicilios particulares animales que están en extinción porque al haber compradores aumenta la caza furtiva.
En numerosas ocasiones he trasladado al Zoológico Municipal de La Plata en depósito judicial (década del ´8O y ´9O) fauna vulnerable que incauté a contrabandistas, “coleccionistas” y acopiadores: diferentes boas, caimanes, flamencos rosados, lagartos de Australia, zorros, lagartos overo (tupinambis teguixin), distintos monos, muchas tortugas de agua y de tierra, centenares de aves exóticas y en una ocasión dejé 5O monitos Saimirí contrabandeados desde Bolivia, mientras en el Zoológico de Capital Federal he dejado monos carayá, yacarés (caimán latirostris), boas, aves exóticas, un tigre de bengala (Panthera tigris tigris), etc., así en varios lugares oficiales y reservas. He trasladado osos, pumas, leopardos comunes y negros, pequeños gatos salvajes, serpientes, coatíes, águilas, leones y otros animales, he devuelto gran cantidad de fauna a autoridades de zonas damnificadas, liberando paralelamente en hábitats naturales a millares de especies silvestres, hechos de repercusión mundial que figuran en libros europeos, versiones taquigráficas legislativas, en revistas especializadas, revistas jurídicas y de reparticiones nacionales y provinciales, en decenas de cables noticiosos de AFP, diarios en inglés y argentinos, etc. (Archivo constancias al respecto).
DEBE DENUNCIARSE LA TENENCIA ILEGAL Y VENTA DE ANIMALES PROTEGIDOS POR LEYES VIGENTES, sin olvidar que las autoridades de Fauna y fuerzas de seguridad (no generalizo) no son totalmente confiables ni actúan rápido, además dejan filtrar información.
CARLOS ESTRADA *escritor, periodista de investigación y proteccionista independiente de fauna salvaje, dedicado a actividades ecuestres, entendido en comportamiento animal, con documentada trayectoria pública desde 1970, numerosas certificaciones oficiales y científicas y máximos reconocimientos internacionales por récords de incautaciones.
Buenos Aires, Argentina, 15 de abril de 2011.