Noticiario Crítico de Carlos Estrada *
La semana pasada fue denunciado un hecho salvaje aparentemente protagonizado por uniformados del Colegio de Policía dependiente del gobierno estatal de México, sito en avenida Bordó, en Xochiaca.
Las autoridades habrían negado la entrada a una comisión de protectores que llegó para rescatar al animal colgado vivo en lo alto de un mástil, sin aceptar las pruebas fotográficas del delito cometido en el interior de esa conocida academia oficial.
A colación voy a hacer un breve relato de crímenes contra indefensos animales donde aparecen involucrados policías de diferentes lugares del mundo.
El 4 de noviembre de 2005, un uniformado de la Policía Federal Argentina que cumplía misión especial en la Costa Atlántica fue filmado por los productores de un noticiario televisivo de la ciudad de Buenos Aires cuando estaba en una esquina céntrica de Mar del Plata arriba de moto provista por el Estado nacional y sorpresivamente un perro chico se arrimó a ladrarlo, reaccionando el insensible “servidor público” con tremenda patada de pesada bota de cuero que impactó en el frágil hocico del animal.
Denuncié el caso ante los cuadros superiores de la fuerza federal, pero una vez más desde arriba hacia abajo cubrieron una irregularidad, seguramente porque de abajo hacia arriba soportan arbitrariedades de jefes, es decir, unos tapan a otros y así “todos felices y contentos”; popular marco de secretas “tolerancias” en las cadenas de mando sin ser corregido a través de décadas (entiéndase: ante comportamientos dudosos, delictivos o abusivos de numerosos policías federales en Argentina la impunidad es moneda corriente).
El 12 de mayo de 2009 un policía de Granada, España (posteriormente condenado), mientras recorría las calles en patrullero vio a un perro sin dueño que dormía plácidamente en una vereda y lo fusiló efectuando un disparo a su cabeza.
En el año 2010 un ciudadano boliviano estaba en su automóvil en horas de la mañana, estacionado en esquina de un barrio cercano al centro en la ciudad de Buenos Aires con dos perros en el asiento trasero: un rottweiler cachorro y una hembra de raza ovejero alemán. Su aspecto humilde y morocho despertó “sospechas” en cobardes uniformados de una comisaría de la Policía Federal Argentina que recorrían la jurisdicción en patrullero, los que pidieron más personal de refuerzo (?) y después de la llegada de tres vehículos policiales “de apoyo” (?), procedieron a bajar al asustado joven (CONOCIDO COMERCIANTE DE ELECTRÓNICA DEL BARRIO QUE DIJO ESTAR CANSADO DE HACER TRABAJOS GRATIS A VARIAS COMISARÍAS ¿INTIMIDADO DE ESTA MANERA?), que habría recibido innecesarios golpes en el suelo teniendo esposas colocadas PORQUE ROGABA A LOS GRITOS QUE NO MALTRATARAN A SUS QUERIDOS PERROS cuando un grupo de uniformados sin abrir las puertas del automóvil (en presencia de su mujer e hijito que no dejaron acercar), maliciosamente trataron de sacar al rottweiler con una soga por estrecha ventanilla Y EN EL IRRACIONAL TIRONEO LO MATARON POR ASFIXIA. Hicieron lo mismo con la perra (que logró sobrevivir) y la patearon sobre la vereda, derivándola al Instituto de Zoonosis “Luis Pasteur” junto al cadáver del rottweiler, lugar oficial donde hice reclamos.
Creo que hubo “orden telefónica” de un secretario judicial para realizar el incorrecto procedimiento y después todos los que hicieron abuso de autoridad se lavaron las manos.
Fui consultado por el hecho y lo analizamos en estudio jurídico. Desinteresadamente pedí explicaciones por escrito en áreas policiales superiores y políticas, informando delitos y la impunidad de los funcionarios actuantes; me comuniqué con el cónsul de Bolivia en Argentina, difundí el asunto Y NADIE SANCIONÓ DISCIPLINARIAMENTE NI ADMINISTRATIVAMENTE A LOS CRIMINALES FUNCIONARIOS FEDERALES.
Comprobé con testigos que la perra era pura dulzura y al consultar a vecinos del damnificado expresaron que el cachorro ahorcado era juguetón y muy cariñoso.
El 4 de febrero de 2011, un policía de Colombia filmó a tres colegas uniformados mientras torturaban y mataban por “diversión” a una perrita en terreno desocupado. Primero trataron de ahorcarla con una soga tirando desde lados opuestos y como el animal creyó que era un “juego” y movía la cola, le dieron un golpe con pala metálica en la cabeza causándole herida sangrante, posteriormente enterrada viva en un pozo que los despreciables delincuentes habían preparado entre risas y palabras groseras.
El 24 de abril de 2011 un grupo de policías de la ciudad de San Luis mataron a balazos a un manso puma (puma concolor), especie en alarmante retroceso numérico que no protegen en Argentina por oscuras trastiendas (negociados con cotos de caza manejados por intocables “influyentes”, secreta luz verde a contrabandistas de pieles que se hilvana a presiones y posibles grandes sobornos de poderosos hacendados que no quieren la presencia de pumas en sus tierras), que se había refugiado en un árbol asustado por el acoso de perros del barrio. Esto ocurrió frente a niños, bomberos, maestros y autoridades de la Dirección de Fauna local.
Mi denuncia pública fue contundente y recorrió el mundo, incluso la publiqué en página oficial criticando la inacción del gobernador provincial.
Conste que en el año 2006 policías de San Luis fusilaron a balazos con total impunidad a otro inofensivo puma que se acercó a la misma zona.
En junio de 2011 en El Paso (Texas), zona fronteriza con México, un policía norteamericano uniformado dio muerte a balazos a un cachorro de puma que buscaba agua en la calle Stanton y Missourí, presuntamente procedente de la montaña Franklin. Este caso levantó enérgicas protestas de defensores de fauna silvestre de EE.UU.
Hay más casos de policías que en horario de servicio han cometido inexplicables crímenes contra animales en la vía pública.
CARLOS ESTRADA *escritor, periodista de investigación y proteccionista independiente con documentada trayectoria pública desde 1970, impulsor de resonantes rescates de animales domésticos e incautaciones de muchos millares de ejemplares de fauna salvaje; entendido en comportamiento, enseñanza, rehabilitación y derecho internacional animal.
Buenos Aires, Argentina, 28 de agosto de 2011.